¡Cuidado! ¡Se nos viene una ola de calor!
Seguro que ya lo has oído: bebe agua y zumos de fruta ligeramente fríos, evita comidas copiosas, toma verduras y frutas. Las ensaladas son el plan del verano, ya lo hablamos en el post de la semana pasada. El gazpachito, ¡bendición estival! Pero, espera. Se me ha venido a la cabeza el Callejeros Viajeros en el Valle de la Muerte.
Ese nombre de resort vacacional corresponde a un desierto californiano, famoso por ser uno de los lugares más calientes del mundo. Para poner en contexto al espectador (y yo al lector), la reportera de Callejeros hacía la típica broma de intentar freír un huevo sobre el asfalto. Pues bien, una mamá afincada en las inmediaciones del desierto decía, más o menos, que el picante es la mejor forma de combatir la ola de calor permanente.
En España, meterse un curry tailandés rojo o unas enchiladas mexicanas (del verbo enchilar, «aderezar con chile») a 40º no parece muy razonable. ¡Con todo el calorazo! Me va a dar un patatús… Entonces, ¿mito o realidad? ¿Un gusto aprendido algo masoquista, tal vez?
Ola de calor y picante, ¿sí o no?
Sí. La abrasadora sensación de comer picosito nos arrastra al infierno y nos devuelve a la tierra mucho más fresquitos. ¡Una de las grandes paradojas de la vida!
La teoría es simple: con el picante, el cuerpo se activa y empieza a sudar. El sudor absorbe el calor de nuestra piel y se evapora. ¡Voilá! Ya está hecha la magia. Nos sentimos más frescos. El sudor es un arma del cuerpo para refrigerarnos cuando más lo necesitamos, y el cuerpo es sabio, mucho más que nosotros, ¡no lo olvides!
Si la teoría sigue sin convencerte, dale una oportunidad. Piensa en esa mamá del Valle de la Muerte, con sus retoños, todos comiendo picante a casi 50ºC y sintiéndose mucho más a gusto. Como en tantos otros lugares del mundo muy, muy calurosos.
Salsas picantes del mundo vs. verano
Las salsas pueden dar un punto picante a las elaboraciones sencillas típicas del verano. Para sudar y estar fresquito sin complicaciones. A continuación, te recomiendo algunas de mis salsas picantes favoritas del mundo.
Salsa de chile dulce
Una de las mejores formas de adentrarse en el mundo de las salsas picantes orientales es, sin duda, la salsa de chile dulce. Originaria de Tailandia, es la salsa favorita de muchos fans de la cocina asiática de todo el mundo.
Aunque puede resultar bastante picante para paladares inexpertos, su grado de picor real suele ir de bajo a medio. Además, la sensación se atenúa gracias a su dulzor. Es precisamente este sabor, el dulce, el que te da la bienvenida cuando tus papilas gustativas entran en contacto con ella, así que resulta más facilona que otras de las salsas picantes aquí presentes.
Para que te hagas una idea, es similar a la salsa agridulce china, pero con un grado menor de acidez.
La salsa de chile dulce es ideal para mojar los rollitos de primavera, los rollitos de verano y distintos tipos de frituras. Combina genial con el pollo y el cerdo a la parrilla y con hamburguesas y sándwiches.
Sambal oelek
Seguimos con una propuesta de salsas picantes del mundo bastante más atrevida.
El sambal oelek es una salsa con origen en Indonesia. Es muy picante y prácticamente no tiene otros sabores destacables, más allá de la sensación ardiente. Y es que para preparar el sambal oelek basta con aplastar chiles y añadir un poco de agua y sal, aunque muchas versiones incluyen vinagre, zumo de limón, azúcar y otros ingredientes.
Es muy espesa, con las semillas del chile enteras. Se suele utilizar para cocinar, en guisos, curris, sopas, salteados, fideos y platos de arroz. Dale un toque travieso y delicioso a tus barbacoas añadiendo una cucharadita al adobo del pollo u otras carnes.
Salsa verde mexicana
Todo un clásico en las cocinas mexicanas. La salsa verde se prepara con tomatillo, un tipo de tomate raro de ver en España. Se conoce también como tomate verde, ¡no confundir con tomates rojos que están verdes por inmaduros! Nuestro tomate verde viene recubierto por una telilla parecida a la que cubre las cabezas de ajo. Mira:
En fin, que con este ingrediente se prepara una salsa riquísima que es la salsa verde. Además de tomatillo, lleva chile jalapeño, cebolla y especias, lo que resulta en una salsa picante, muy fresca y con un punto ácido, pero también un ligero dulzor. Una combinación de sabores perfecta para la temporada estival.
Con la salsa verde no hace falta ser muy original: enchiladas, tacos, quesadillas, burritos y otros platillos mexicanos (¿tienes dudas de qué es qué?). Y para una experiencia extra-sensorial, combínala con su hermana, la salsa roja, como siempre se ha hecho en la receta de huevos divorciados.
Salsa Cholula chipotle
No podía dejar a un lado las salsas mexicanas sin mencionar la Cholula y el chipotle, porque son dos cosas de la vida que me encantan.
Por un lado, la salsa Cholula enamora a simple vista. Todos los detalles de la botella están cuidados al máximo, ¡el tapón es de madera! Además, es muy sabrosa en todas sus variedades (las que yo he probado): la clásica, la de ajo y esta de chipotle.
He elegido la variedad de chipotle porque creo que es un sabor que todo el mundo debe probar. El chipotle es un tipo de chile con un sabor verdaderamente complejo, ahumado. Las primera vez que pruebas una salsa de chipotle es toda una experiencia, porque el sabor es muy particular.
En el caso de la salsa Cholula, su variedad de chipotle es bastante suave, no tiene el sabor ahumado tan acentuado como otras marcas. Aún así, está buenísima. Tiene un grado de picante bastante bajo: 300-600 en la escala Scoville. Combina especialmente bien con pollo, cerdo y vegetales.
Salsa harissa
La harissa se considera «el condimento nacional de Túnez«, porque se la echan a prácticamente todo: desde cuscús, sopas y guisos hasta bocadillos y pizzas. También se utiliza en otras regiones del Magreb y Oriente Medio.
Hay diferentes versiones de harissa. Aunque suele prepararse con aceite de oliva, ajo y especias como comino, cilantro o alcaravea, algunas marcas basan su producto en un puré de chiles rojos más simple.
Tal es el caso de la salsa harissa de Les Saveurs du Sud. La he elegido porque es muy natural tanto en ingredientes (se hace con chile, limón, aceite de soja y sal) como en sabor y en textura, con las pepitas de chile que tanto me gustan. Pero, para mi gusto, le faltan las especias que dan el característico sabor terroso y tunecino a la harissa. Ojito, que pica mucho.
No es una salsa, pero mi versión favorita de la harissa sigue siendo la harissa en pasta de Le Phare du Cap Bom.
Salsa Shanghai
Regresamos al continente asiático y a los sabores dulces.
Esta salsa ha sido toda una sorpresa. Para ser honesta, cuando la probé por primera vez, no tenía demasiadas expectativas. Pero está realmente rica. Tiene un sabor muy diferente, complejo, profundamente afrutado y ligermente picante. Entre sus ingredientes encontramos chiles, chutney de mango, jengibre y pulpa de piña.
Combina especialmente con carnes y queda genial en hamburguesas. No es la típica salsa para tomar a diario, ya que tiene un perfil de sabor muy concreto, pero es perfecta para tener en la nevera y acordarte de ella en el momento adecuado.
PD:
He resuelto no incluir la salsa sriracha en esta lista porque ya te hablé de ella hace nada en el post Salsa sriracha: sobre la camiseta de Dabiz Muñoz y otras 9 curiosidades. Pero, sin duda, considérala como una candidata a las salsas picantes de este verano 😉 .