Este postre de la India nos encanta por su dulzura, su cremosidad y todo su aroma, además de la textura que aportan los frutos secos. No es difícil de preparar, pero sí que requiere paciencia, atención y, sobre todo, mucho mimo. Gracias a la acción del calor, la leche va reduciendo al tiempo que se forman capas de nata, que debes retirar con una espátula y dejar pegadas en los lados de la sartén, ¡ahí está el truco de este postre tan especial! El cardamomo, el azafrán y el agua de rosas se encargan de crear una fragancia indescriptible. Sabemos que diez hebras de azafrán son muchas, pero elevarán nuestro rabri a los cielos. En realidad, con 4 o 5 también quedará fantástico.
¿Tienes la espátula preparada? ¡Vamos allá!